Un clásico que sigue enamorando.
Para hablar del azulejo tipo Metro hay que remontarse a 1904, cuando el metro de Nueva York abrió sus puertas al mundo mostrando unas paredes, revestidas por baldosas en su totalidad, que gozaban de un aspecto similar al ladrillo pero con una personalidad mucho más marcada. Sus creadores, George Lewis Heins y Christopher Grant LaFarge, relacionados con la famosa vidriera artesanal John LaFarge, se basaron en la premisa de que fueran resistentes, capaces de soportar una limpieza frecuente y agresiva y de mantener la apariencia intacta con el paso del tiempo.
Hoy en día, es conocido y utilizado por proyectistas por ser una pieza sencilla, elegante y resistente. Desarrolladas por prensado en seco y esmaltadas en colores planos con acabado mate o brillo, son higiénicas, de fácil limpieza, gran durabilidad y cómoda colocación. Aunque quizá, el detalle estético que más ha marcado su identidad es el biselado a lo largo de su perímetro, el formato rectangular de 10×20 cm y los colores blancos y negros.
La versatilidad que ofrecen es innegable. Así se pueden integrar en muy distintas zonas del hogar. En cocinas y baños por su resistencia y por su carácter personal ya que permiten crear ambientes entrañables con un toque de orden potenciado por el biselado del producto. Y en las zonas de descanso porque facilita las atmósferas relajadas donde evadirse del mundo.
No hay duda de que es un clásico del mundo cerámico que permanece inalterable a través de décadas y décadas y también de múltiples modas. Es una de las piezas emblema que representa mejor la esencia del material cerámico ya que transmite a la vista y el tacto, sensaciones que enamoran desde el primer momento.
¿Dónde lo vas a poner?
Fuente: ceramicaamanoalzada Imagen: The Federicas