Ya sea en la construcción tradicional o en la colocación de casas prefabricadas la presencia de un exceso de humedad y agua estancada impiden trabajar correctamente sobre el terreno. De ahí la importancia del drenaje, algo que cobra especial importancia en casos como la construcción de piscinas.
Cuando la obra está terminada, el interior no presenta mayores complicaciones ya que se puede contar con un robot limpia piscinas, con una cubierta retráctil que evite la entrada de agua o con un limpiafondos automático. El problema suele ocurrir cuando llegan las precipitaciones en plena ejecución de la obra y se está operando sobre parcelas planas.
Suele menospreciarse la importancia de drenar el perímetro de la piscina pensando en las posibilidades de que el vaso se vea afectado. Pero lo cierto es que lo más conveniente es realizar un adecuado drenaje que permita y evacuar el agua a una cota inferior. En el caso de extensiones planas con escasa capacidad de absorción, este deberá ser realizado de forma superficial y solo después de haber compactado el terreno en los estratos inferiores para evitar la aparición de lodazales. También será necesario disponer pequeñas pendientes y así controlar el sentido del agua en todo momento.
Puede sonar a tópico, pero el mejor método consiste en realizar una espina de pez que funcione como el cauce de un río con sus vertientes. Para lograr que el agua llegue correctamente al tubo, la base debe tener una correcta nivelación. En ocasiones, se puede recurrir a creación de cuñas drenantes que se cubre con tierra vegetal mezclada con arena de río, cantos rodados o grava según se desee o no marcar la posición del drenaje.
En definitiva, una parcela no deja de ser como una gran cubierta, por lo que, cuando llueve, conviene evacuar el agua lo antes posible, o, al menos, ponerla bajo control instalando depósitos de retención. Esto implica,. una vez más, previsión que será lo que permita evitar pérdidas innecesarias durante la obra.
Fuente: teoriadeconstruccion.net
