Aporta vida y fuerza estética allá donde aterriza, el terracota es un color cálido y una versatilidad decorativa que contribuye a convertir cualquier casa en un verdadero hogar. Ya sea para suelos, paredes, mobiliario o complementos, las posibilidades que ofrece son infinitas. Pero el efecto es siempre único.
Un pavimento de terracota, por ejemplo, gracias a su tonalidad intensa y natural, ayudará a crear ambientes rústicos y campestres. Pero también sobre pared y con una selecta combinación de colores aportará modernidad y dinamismo. De hecho, unido a la gama de grises, rosas o neutros, los espacios resultantes siempre destilan una rabiosa actualidad sin caer en el exceso visual. Y es que conviene siempre actuar con precaución ya que se trata de un color con muchísima personalidad.
Sobre un sofá puede parecer una opción arriesgada pero los salones de estilo más tradicional pueden verse estéticamente beneficiados. Si, además, se apuesta por una gama cromática atrevida, como el verde militar o los grises, se logra un efecto de lo más moderno. También se puede optar por lámparas de terracota que se mezclan con otros materiales más actuales o vajillas con distintos matices dentro de esta tonalidad que van del negro y marrón al rojo o beige. O, por qué no, existe siempre la posibilidad de recurrir a las macetas de terracota, que no son solo resistentes sino que gozan de una gran fuerza estética en contraste con el verde de las plantas.
Lo cierto es que este es un color muy hogareño y voluble, capaz de adaptarse a múltiples superficies y de combinarse con un amplio espectro de colores para resaltar su lado más tradicional o lograr una versión más modernizada. Si alguna vez pasó de moda, ha vuelto para quedarse.
¿Te apuntas?
Fuente: dicoro