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INERCIA TÉRMICA.

La inercia térmica de los materiales de construcción consiste en la capacidad para almacenar calor,  una propiedad que bien aprovechada puede servir como estrategia pasiva para estabilizar la temperatura en los espacios interiores y evitar el uso de sistemas mecánicos de apoyo. Pero para entender qué es la inercia térmica de los materiales de construcción y de qué depende su aprovechamiento tenemos que tener en cuenta ciertos factores.

El clima.
La inercia térmica es especialmente útil en climas con gradientes importantes de temperatura entre el día y la noche. Durante el día el material absorbe el calor procedente de la radiación solar y/o de las fuentes internas de calor. Cuando anochece y cae la temperatura dicho calor  se libera lentamente. De esta manera se produce un desfase temporal entre el momento de mayor temperatura en el exterior y en el interior, que puede ser de hasta 12 horas. Si el clima es más cálido, dicho calor se puede disipar por la noche en forma de ventilación nocturna para evitar sobrecalentamientos no deseados. En climas más fríos en cambio, el calor liberado es aprovechado para mantener la temperatura de confort en el interior.

El uso del edificio.
La idoneidad de construir con materiales con mayor inercia térmica y por lo tanto “más pesados” depende del uso del edificio. Es decir, los edificios pueden ser de uso continuado como una vivienda o un hospital, o de uso intermitente como un polideportivo o un mercado. En el primer caso interesa la construcción con materiales de alta inercia térmica para mantener una temperatura constante en el interior, aunque tarden más tiempo en alcanzar la temperatura de confort. Un uso intermitente demanda una respuesta rápida para su acondicionamiento, por lo que en este caso la inercia térmica no interesa y suelen ser construcciones más ligeras pero no menos aisladas.

La ubicación del material.
Los materiales de construcción con elevada inercia térmica pueden estar ubicados en el exterior y/o en el interior. En el primer caso para acumular el calor procedente de la radiación solar. En el segundo, expuestos a las fuentes internas de calor o a las ganancias solares a través de huecos acristalados. Hablamos de fuentes internas entendidas como puede ser la propia actividad de las personas, la iluminación o los aparatos y equipos en funcionamiento que desprenden calor.

La capacidad de almacenar calor.
La inercia térmica de los materiales de construcción está directamente relacionada con la energía en forma de calor que se capaz de acumular. Dicha cantidad de calor se puede cuantificar de manera objetiva y su valor dependerá de tres factores: la densidad del material, el calor específico y el espesor. A mayor valor de cada uno de ellos, mayor inercia térmica, mayor calor acumulado por unidad de superficie.

Conocida también como masa térmica, la inercia térmica es un concepto que no se debe confundir con la capacidad de aislamiento térmico. Y es que resulta fundamental el conocimiento y la comprensión de los recursos de los que disponemos para el diseño de edificios eficientes. En definitiva, estrategias de diseño pasivo como la inercia térmica, que permitan alcanzar el mayor grado de confort térmico en los espacios interiores sin tener que recurrir a equipos mecánicos consumidores de energía.

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