Puede parecer algo sencillo, un simple conjunto arquitectónico de paredes y techo que protege el hogar de las inclemencias meteorológicas. Pero, en realidad, el revestimiento de un edificio procura una protección mucho más compleja.
Los típicos elementos que lo conforman incluyen paredes, techos, suelos y ‘ventanajes’ (ventanas, puertas, claraboyas y otras aberturas). Cada una de ellos está constituido a su vez de múltiples capas y materiales. Así, por ejemplo, una sencilla pared de una clásica vivienda americana podría perfectamente incluir una placa de yeso, una barrera de vapor, un aislamiento de cámara de aire como lana de roca instalada entre los travesaños de madera, un tablero de virutas orientadas unidas mediante resina, una barrera resistente al agua, aislamiento exterior y, por último, un revestimiento. Es decir, un solo elemento, 7 capas distintas.
Pero cualquiera que sea la fórmula elegida para forjar un revestimiento, las funciones básicas siguen siendo siempre las mismas:
1- Soportar, transferir y acomodar las cargas estructurales impuestas por el entorno y el edificio.
2- Bloquear y regular el calor, el aire, la humedad y el sonido entre el exterior y el interior.
3- Acabar las superficies para satisfacer los requisitos estéticos y de rendimiento.
4- Distribuir los servicios y utilidades tales como la electricidad y el agua.
Pero además, deben también satisfacer una amplia variedad de cualidades para poder cumplir adecuadamente con su cometido.Facilidad de construcción, durabilidad, sencillez de mantenimiento y reparación, seguridad, rentabilidad…
Aunque la clave es la interacción. En otras palabras, todos los componentes necesitan trabajar en conjunción y de manera efectiva para contribuir a un clima interior confortable. Eso sin depender de las condiciones medioambientales que pueden cambiar rápidamente de lluvias torrenciales a sol y calor e incluso a temperaturas bajo cero. En este sentido, los materiales estables y duraderos como la lana de roca juegan un papel esencial en esta combinación.
En definitiva, nada es tan simple como parece. Y en el caso del aislamiento de un edificio, hay que saber que siempre cuentan con varias capas protectoras para realmente ofrecer un confort térmico y acústico óptimos.
Fuente: Rockwool, proveedor de BIG MAT ASURMENDI.
Nota: A lo largo de su vida útil, el aislamiento de lana de roca de ROCKWOOL para edificios suele generar un ahorro de aproximadamente 85 veces más que el índice de carbono que se emite durante su producción. Esto equivale a un ahorro de 155 millones de toneladas de carbono a lo largo de toda su vida útil.