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DEPENDE DE TI.

Puede que vivas en un edificio con un sistema de aislamiento sofisticado. O puede que no y, a la espera de futuras reformas, puedes echar mano de algunos trucos que te van a permitir aprovechar el gasto energético de la calefacción al máximo. De modo que, a falta de tiempo o presupuesto para optimizar las cualidades térmicas de la fachada, siempre hay alternativas para mejorar el confort térmico en el interior de la vivienda.

Un primer paso consiste en detectar los puntos de fuga de calor. Un sistema sencillo pero altamente eficaz consiste en utilizar una vela encendida y, si la llama se mueve, quiere decir que existe un agujero por el que pasa la corriente. En este caso se pueden utilizar materiales específicos para cerrarlos debidamente.

También es importante actuar sobre los cerramientos exteriores reparando las gomas de juntas. Puertas y ventanas principales deben permanecer perfectamente selladas para evitar fugas de calor a través de las grietas o hueco y, para ello, se puede recurrir simplemente a  la silicona o la masilla de poliuretano para grietas y juntas. No menos crucial es la necesidad de controlar el termostato manteniendo un ambiente fresco tanto en verano como en invierno, algo que puede suponer un ahorro de hasta un 32% de la factura de calefacción.  En lo que se refiere al uso de las puertas, conviene dejarlas abiertas cuando los focos de calefacción alcancen su punto álgido y cerrarlas después para que el calor  no se disipe y quede concentrado donde realmente interesa. Y, por último, resulta muy aconsejable revisar los cajetines de las persianas y radiadores y reparar las posibles hendiduras que faciliten las fugas de temperatura.

A continuación se puede recurrir a distintos elementos decorativos que fácilmente pueden cumplir una función aislante como murales de madera o tela para revestir paredes, moquetas o alfombras en el suelo o cortinas gruesas de lana para evitar que escape el calor. Otra idea de interés es colocar cojines o burletes en la puerta principal para proteger la vivienda del clima y ruidos exteriores. O bien optar por una decoración en tonos oscuros que son precisamente los que absorben el calor. Eso sí, habrá que retirarlos o cambiarlos por colores más claros para que reflecten la luz en verano.

Así que el bienestar térmico de tu vivienda no solo depende de la calidad estructural de la construcción sino que, en parte, depende de tí.

Fuente: El País
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