Son responsables de una tercera parte del consumo mundial de energía, de ahí que la incorporación de adecuados sistemas de aislamiento en los edificios pueda ejercer un impacto altamente positivo en las urbes. Mejores condiciones para, no solo alcanzar objetivos de sostenibilidad medioambiental, sino para mejorar la calidad de vida de las personas. El siguiente artículo de Rockwool profundiza en esta alternativa real y amigable con el planeta.
Es innegable que los edificios juegan una función clave a la hora de garantizar un futuro sostenible. De hecho, salvo que empiecen a usar una cantidad significativamente menor de energía, no seremos capaces de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global del planeta a 1,5 ºC por encima de los niveles pre-industriales. En la actualidad son responsables de aproximadamente un 20 % de nuestras emisiones globales de CO21 que, por otra parte, se doblaron entre 1990 y 2010 y volverán a hacerlo antes de 2050 si no se toman medidas al respecto.
Un mejor aislamiento, sin embargo, puede contribuir a revertir significativamente esta tendencia. A nivel global, la existente tecnología de eficiencia energética puede reducir la cantidad de energía que los edificios usan en entre un 50 y un 90 %, lo cual afectaría enormemente a las emisiones de CO2 de los propios edificios. Así y solo en la UE, un aislamiento adecuado podría contribuir a aumentar el ahorro de calefacción hasta en un 70 %.
No obstante, las ventajas de la rehabilitación energética van mucho más allá de cumplir con objetivos climáticos. Un estudio realizado en 2017 muestra que unas condiciones de vida más saludables, como resultado de un buen entorno interior doméstico, podrían ayudar a financiar programas de rehabilitación energética mediante la reducción de los costes sanitarios, especialmente en los edificios de más bajo rendimiento o en aquellos con palpables carencias de energía.
El aislamiento posee, además, otros impactos positivos en la calidad de vida. Nuevos estudios de investigación sugieren que la privación de sueño está asociada con una esperanza de vida más baja y con enfermedades como el cáncer, el Alzheimer, los trastornos coronarios e incluso problemas de salud mental. Aun así, en Europa, cerca de un 30 % de las personas ven su sueño interrumpido por el ruido. Esta cuestión afecta de manera desproporcionada a aquellas personas que viven en condiciones de estrechez energética y que tienen más probabilidades de ser molestados por el ruido que generan sus vecinos. Por este motivo, dado que también reduce los niveles de molestias acústicas, un mejor aislamiento térmico puede tener un mayor impacto en el bienestar de las personas.
Y no solo eso, porque cuando los edificios se renuevan también ofrecen una mejor imagen. Unos barrios y vecindarios estéticamente más agradables crean un «círculo virtuoso» en el que las personas se sienten inspiradas a cuidar de su entorno local y de los demás vecinos, transformando así la zona en un mejor lugar en el que vivir. Por todo ello, y gracias a su capacidad de mejorar la salud y el bienestar de las personas así como de ayudar a limitar el cambio climático, el aislamiento es un claro aliado a la hora de mejorar la calidad de vida en todo el mundo.
Un artículo de Rockwool.
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