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AISLAR EL CALOR.

Ni es bueno pasar frío en invierno ni sufrir temperaturas excesivamente altas en verano. Sobre todo en tu propia casa. Por eso lo más recomendable es, si no se puede contar con un aislamiento de calidad o por lo menos no a corto plazo, adoptar ciertas medidas que si bien no resuelven el problema lo aligeran bastante.

Cierto es que habría que empezar por invertir en unas ventanas con doble acristalamiento ya que constituyen uno de los principales focos de pérdidas energéticas y, por tanto, de incremento en las facturas. Pero no siempre este gasto encaja con el presupuesto familiar por lo que incorporar toldos exteriores y persianas pueden ser de utilidad para minimizar el exceso de calor. Igualmente sería necesario aislar el suelo, lo cual puede llevarse a cabo de forma rápida y sencilla con la instalación de suelos secos o sobreelevados, y aislar paredes y techos pero de no ser  posible, siempre existen otras opciones para paliar en parte estas carencias.

Por ejemplo, se puede recurrir al uso de burletes en las puertas. Se trata de unas tiras flexibles de material aislante, un recurso económico y sencillo que puede mejorar notablemente el confort térmico de la vivienda. Así mismo el hecho de reducir el empleo de luces y electrodomésticos a lo largo del día puede contribuir de forma considerable a mejorar la situación. De hecho, no es aconsejable encender luces para evitar la penumbra provocada por el cierre de persianas sino que, por el contrario, es mejor dejar que se cuele suficiente luz a través de sus rendijas y utilizar únicamente lamparitas de mesa.

El aire acondicionado debe mantenerse a una temperatura constante (en torno a los 26º) ya que por cada grado de frío el gasto energético se dispara entre un 6 y un 8%. De la misma forma, conviene tener en cuenta el importante papel que el agua caliente desempeña en este sentido. Y es que restringir su uso en las duchas, lavadoras o lavavajillas ayuda claramente a evitar el recalentamiento de la temperatura interior de la casa.

Por último, rodearse de plantas es otro recurso de interés para mejorar el bienestar en el hogar. Por un lado, porque la evaporación del agua reduce la temperatura del ambiente hasta un par de grados. Por otro lado, si se colocan en las ventanas, al absorber los rayos del sol crearán una película de frescor que el aire esparcirá por las estancias. Una apuesta ganadora es sin duda recurrir a las enredaderas ya que conforman una capa de vegetación en la fachada que actúa a la vez como aislante natural.

Fuente: Construcción21
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