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EL MICROCEMENTO.

Sí, el microcemento va con todo. Se trata, sin duda, de un material versátil que posee una estética arrebatadora capaz de lucir en todo tipo de superficies, desde suelos y paredes hasta techos, lavabos, bañeras y otras piezas de mobiliario. De hecho, la imagen irregular con matices industriales que lo caracterizan está conquistando adeptos en todo el mundo. Pero no todo el mundo tiene la destreza técnica para aplicarlo correctamente…

Desde el punto de vista más estricto, es un revestimiento continuo de poco espesor que puede distribuirse en finas capas en cualquier lugar y en cualquier posición. Es decir, en principio, no exige más conocimiento y experiencia que cualquier otro material de construcción. Sin embargo, hay que tener en cuenta otros detalles que dependen de cada proyecto. Por ejemplo, no es igual incorporarlo en un soporte resistente que en otro dañado ni hacerlo mezclandolo con resina o con cal. Cada variación ofrece una serie de ventajas únicas que hay que dominar a la perfección para asegurar los mejores resultados.

En este sentido, se pueden distinguir diferentes tipos de microcemento. El bicomponente, compuesto de cemento y resina, está pensado para obtener acabados muy personales. Destaca por su alta adherencia, excelente trabajabilidad y una variedad de texturas especialmente extensa que consiente resultados sorprendentes. Por el contrario, el microcemento empastado, también de fácil aplicación, proporciona acabados más unificados que son de especial interés para la renovación de superficies.

El formato a base de epoxy, por su parte, permite definir los acabados decorativos más elocuentes. Puede ser aplicado en interiores, como revestimiento en paredes y, con frecuencia, en pavimentos de gran transitabilidad como los de garajes y naves industriales. En cuanto al microcemento monocomponente, que contiene resina en polvo, brinda una gran dureza y resistencia mecánica a cualquier proyecto por lo que es muy habitual en la renovación de ambientes que apuestan por los revestimientos más resistentes. Y, con un toque más artesanal aunque igualmente fuerte, se encuentra el microcemento con cal cuyos efectos visuales son especialmente variados e incluyen acabados como el  tadelakt o la imitación de hormigón visto.

En definitiva, hablamos de un material que ofrece enormes posibilidades funcionales y estéticas pero que también exige una cierta destreza técnica. Pero que, precisamente gracias a su aplicación de forma manual, ofrece siempre acabados únicos, exclusivos e irrepetibles. Es más, no existen dos superficies a base de microcemento iguales ni comparables.

Fuentes: teoriadeconstruccion
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