Los tejados de metal tienen un innegable atractivo, sobre todo desde el punto de vista de la longevidad, el escaso mantenimiento que exigen y la eficiencia energética. De hecho, si lo que se busca es un aislamiento frente a las inclemencias meteorológicas y estéticamente versátil, son una de las alternativas más recomendables. Sin embargo, no son todo ventajas ya que poseen sus propias limitaciones técnicas.
Entre los argumentos a favor de las cubiertas metalizadas, destaca la longevidad. En este sentido, se les puede calcular, tranquilamente, entre 40 y 70 años de vida útil en la que demuestran una altísima resistencia a la humedad, las filtraciones de agua y lluvia, las fuertes ráfagas de viento y los impactos. Por otro lado, son ignífugas y totalmente amigables con el medioambiente ya que, además de contener entre un 25% y un 95% de material reciclado, son de por sí 100% reciclables. Hay que sumar su capacidad para reflejar los rayos solares y la capacidad para facilitar el bienestar térmico, por lo que evitan importantes gastos en calefacción y aire acondicionado. Sin olvidar su flexibilidad a la hora de adaptarse a cualquier enfoque estético.
Pero, el coste de todas estas ventajas puede ser especialmente alto. Para empezar, porque su precio de mercado llega a ser hasta dos y tres veces superior al de otros materiales. Un desembolso inicial que puede incrementarse notablemente con el tiempo si se añade una mala instalación, un material de poca calidad o reparaciones deficientes. Aunque, más allá del mayor o menor acierto en la selección de recursos, hay que tener en cuenta que también son más ruidosos que otros productos y que sus ensamblajes internos, que se expanden y contraen con el calor o el frío, tienden a ser más delicados.
En definitiva, hay que valorar detenidamente hasta qué punto interesa en un determinado proyecto incorporar techos de metal. Pero, en cualquiera de los casos, siempre hay que asegurarse de que las opciones elegidas, ya sean de acero, aluminio, cobre, zinc y estaño en sus diferentes estilos, son estructuras probadas y etiquetadas y cumplen con los rigurosos requisitos de clasificación. Solo así se pueden prever gastos futuros innecesarios y asegurar el verdadero disfrute de las ventajas técnicas de este tipo de cubiertas.
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