Hoy nadie duda que comer productos ecológicos asiduamente es acercarse a una forma de vida saludable. Muchas personas son conscientes de la gran cantidad de productos químicos, demostradamente tóxicos, que contienen los alimentos convencionales que compramos en el supermercado, pero ¿somos conscientes de la gran cantidad de productos tóxicos que puedan existir en nuestro hogar?
Esta pregunta se la están haciendo ahora mismo muchas personas y han llegado a la conclusión de que las viviendas actuales están repletas de elementos nocivos para nuestra salud, incluso la organización Greenpeace está efectuando una campaña de tóxicos en el hogar. Estos elementos nocivos los encontramos, por ejemplo, en los mismos materiales de construcción: el cemento, con el que están realizadas la mayoría de las viviendas, suele contener metales pesados (cromo, zinc,…); de las pinturas y los barnices derivados del petróleo emanan elementos volátiles tóxicos como xileno, cetonas, tolueno, etc. ; y los elementos de PVC son altamente tóxicos sobre todo en su fabricación y en su combustión.
La bioconstrucción pretende crear hábitats saludables y cómodos que se conviertan en nuestros aliados. Pero no es nada nuevo ya que nuestros abuelos, tanto en el norte como en el sur, vivían en casas ecológicas, aunque muchas veces exentas de los adelantos y comodidades que podemos disfrutar hoy en día. Sus casas, construidas de forma artesanal con tierra, piedra o madera, daban el suficiente cobijo a sus moradores, incluso la mayoría de ellas han llegado hasta nosotros en muy buenas condiciones. Fue la revolución industrial la que llevó a la construcción hacia lo que es hoy en día: un enjambre de cemento, hierro.
¿Por qué una vivienda ecológica?
Los materiales ecológicos en una vivienda hacen que ésta tenga más calidad. Muchos productos que podemos aplicar en bioconstrucción se han utilizado y se utilizan en proyectos de alto nivel como restauración de palacios y viviendas de lujo. Y se aplican por su alto nivel de calidad: por ejemplo los morteros de cal y los estucos, las pinturas al silicato, los barnices naturales, etc. y no es que sean excesivamente caros. Además son más duraderos por lo que a la larga ahorraremos dinero.
¿Debemos renunciar a un hábitat sano y natural en aras de una vivienda moderna adaptada a las necesidades de hoy?
Por supuesto que no. Una vivienda ecológica puede disponer de los mismos adelantos que una convencional y con algunas ventajas, además de unos materiales más sanos: estas ventajas se centran en un mayor ahorro energético (para ello aplicamos la bioclimática), lo que conlleva a un menor impacto medioambiental de nuestra casa y una reducción del tiempo de mantenimiento de la vivienda y , como decíamos antes a un gran ahorro energético, lo que nota nuestro bolsillo.
¿Que debemos tener en cuenta en bioconstrucción?
Si queremos realizar un proyecto de bioconstrucción debemos tener en cuenta varios factores. Para empezar es recomendable contratar a un profesional que sepa de ello. Por desgracia los arquitectos convencionales no saben de ecoarquitectura por lo que debemos buscar un experto. Para empezar se realiza un estudio geobiológico del terreno donde se va a edificar la vivienda: en este estudio se detallan las posibles alteraciones geofísicas que pueden interferir en los futuros moradores de la casa, para ello se detectan las fallas geológicas, capas freáticas donde discurren corrientes de agua, emanaciones de gas radón, campos electromagnéticos producidos por tendidos eléctricos y transformadores, estaciones de telefonía móvil…
Una vez analizado el terreno y habiendo estudiado las características geográficas, climatológicas y culturales del lugar, y en una estrecha colaboración con los propietarios, se realiza el proyecto adaptado a las necesidades reales de los que van a vivir en él.
Para la estructura se puede elegir piedra, bloques y ladrillos de cerámica, tierra (adobe, tapial, bloques de tierra estabilizada) y madera (maciza o en paneles); esta elección depende del diseño que se realice en función a los materiales que se puedan encontrar en la zona. Los aislamientos son muy importantes en bioconstrucción y siempre se utilizan materiales naturales como corcho, celulosa, fibras vegetales (cáñamo, madera, lino, fibra de coco, paja y algodón); el más usado es el corcho aunque últimamente la celulosa y la fibra de madera se están abriendo camino. Los paramentos, tanto exteriores como interiores, pueden ser trabajados con morteros de cal, yesos naturales o arcillas; los dos primeros son fáciles de encontrar y de aplicar. Ventanas, puertas y vigas deben ser de madera tratada con productos naturales y provenientes de talas controladas (lo mejor es que sean de una certificación forestal como FSC). Tanto las pinturas y barnices de exterior como de interior deben ser naturales, transpirables y que no emitan gases tóxicos. Todo el edificio debe transpirar y las pinturas sintéticas no lo hacen, produciendo condensaciones y humedades. Existen en el mercado varias marcas de pinturas y barnices ecológicos de gran calidad fáciles de aplicar y a precios competitivos.
A la hora de la instalación eléctrica hay que tener en cuenta la importancia de disponer de una buena toma de tierra, una instalación en forma de espiga y no colocar cables eléctricos por la cabecera de las camas para evitar el campo eléctrico.
¿Y en la restauración?
La restauración de edificios antiguos es una tarea delicada. Antes de nada hay que realizar un buen estudio del edificio y de lo que se quiere. Un arquitecto conocedor de la bioconstrucción sabe que un edificio antiguo es, por regla general, ecológico por lo que evitará introducir elementos no ecológicos.
Artículo by Ecohabitar.
Imagen: The Positive Trend.
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