El acuerdo parece unánime: la digitalización favorece el progreso y desarrollo de cualquier sector. Y sus ventajas son muy claras: permite una estimación de gastos más precisa, facilita el control sobre los presupuestos, elimina o sustituye tareas innecesarias de los diferentes procesos e incrementa notablemente la eficiencia. Especialización, simplificación, optimización y velocidad son algunos de los términos más utilizados en relación a la transformación digital. Y si bien es cierto que entraña complicaciones por su complejidad, exigencia económica y dificultades en términos de desigualdad social, ha venido para quedarse.
En el sector de la construcción, los desafíos no son pocos. Pero las posibilidades de mejoría tampoco. Una adecuada digitalización puede resolver, de hecho, importantes problemáticas en la administración de plazos, revisiones de seguridad y costes así como en otras tareas más sencillas pero que llegan a consumir tiempo valioso como la elaboración de informes o búsqueda de información actualizada. En este sentido la metodología de trabajo BIM (Building Information Modeling) es el nuevo paradigma de la construcción ya que permite gestionar informaciones procedentes de la colaboración entre agentes relacionados con el proyecto de construcción a lo largo de todo su ciclo de vida. Pero no es la única opción.
Sin embargo, de lo que se trata es de recordar que la integración de un nuevo proceso, sea cual sea, no puede hacerse de la noche a la mañana: requiere sus propios plazos tanto desde el punto de vista técnico como desde el punto de vista formativo del personal implicado. Es decir, la tecnología debe quedar siempre al servicio de las personas y no al revés. Para ello el primer paso consiste en elegir la plataforma correcta que consienta optimizar los procesos propios de construcción, infraestructuras y energía como son el área de salud, seguridad, calidad y permisos de trabajo. Y, por supuesto, que logre que las tareas sean claras y fáciles para todos y en todo momento.
Pero obtener el máximo rendimiento de la implementación digital en cualquier obra implica no solo informar y formar, sino involucrar activamente a trabajadores, proveedores y clientes. Esto es, lograr un sistema accesible que permita la participación colectiva y el acceso inmediato a los datos relevantes en cada momento y para cada integrante del proceso. Y es que solo si la información está adecuadamente estructurada y recopilada se hace posible la verdadera toma de decisiones estratégicas.
En otras palabras, la bondad de la digitalización depende en gran parte del modo en el que se aplica.
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