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EL FUTURO.

Según el Observatorio de Sostenibilidad en 2025 se podría completar un plan de 1 millón de tejados solares en España, lo cual supondría la instalación de 17.603 hectáreas de tejados, lo que viene a suponer una décima parte de los fácilmente transformables.Se podrían producir 15.400 GWh suficientes para abastecer todo el sistema no peninsular o más de la sexta parte de la población de España (una población de 7,5 millones de personas) y se generarían 15.532 empleos evitando, además,  4,2 millones de toneladas de CO2.

Los cálculos establecen que en tan solo 5,7 años se recuperarían las inversiones aproximándonos a los países de nuestro entorno que ya, en 2020 ofrecían cifras nada reprochables en este sentido: así contaban con 1,4 millones de tejados solares en Alemania, con 0,6 millones en Italia o 0,8 millones en Reino Unido mientras que en España apenas se alcanzaban los 10.000.

Por otro lado, la agencia internacional de energía renovables, IRENA, ha indicado que para el 2050 la demanda de electricidad en el mundo será el doble que la actual y que el 85% se producirá con energías renovables. Pero si en su día la electricidad era difícilmente transportable y acumulable, en la actualidad con la fotovoltaica el que tiene un tejado tiene un tesoro, ya que produce directamente donde se consume. Una realidad que plantea la democratización de la energía y la ruptura de barreras convirtiéndose en una auténtica  amenaza para el oligopolio eléctrico. Como respuesta es fácilmente previsible una reacción por parte de las eléctricas que pretenda aprovechar las mejoras tecnológicas y reducciones del precio de la luz, mediante , por ejemplo, la oferta de contratos extensos en el tiempo a cambio del uso de dichos tejados.

Más allá de las posibles estrategias para aprovechar este futuro tan cercano, lo que resulta evidente es que todos los partidos apoyan el autoconsumo y las energías renovables en sus programas. Y si se pusieran en marcha ciertas medidas podría acelerarse todo  el proceso. Desde la incorporación de placas en edificios públicos, modificación de las subvenciones para pobreza energética por placas o aprobación de deducciones IBI a la inversión privada,hasta la reducción de la contaminación o apuesta por la ingeniería e investigación para competir por una industria del sol. Un material que, afortunadamente, no escasea en este país.

El futuro está ya en marcha. Habrá que observar a qué ritmo avanza.

Fuente: El País/ Observatorio Sostenibilidad

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