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PARA NO CANSARTE.

A la hora de abordar la renovación de una cocina, un elemento fundamental es la elección del color. Porque si bien el blanco es un básico que nunca defrauda, a veces es necesario explorar nuevas vías cromáticas aunque siempre, con la absoluta certeza de que no van a producir cansancio visual con el tiempo.

Aspecto como la iluminación o la colocación del mobiliario pueden ser cruciales. De hecho, los espacios oscuros reclaman verdes empolvados, maderas o grises claros mientras que las estancias especialmente luminosas pueden beneficiarse más de otros colores más oscuros.  Igualmente, conviene apostar por el color solo para los frentes de los armarios y procurar, por ejemplo, que la encimera sea lo más blanca posible.

Pero más allá de estos detalles, se puede decir que existen algunos tonos que garantizan un efecto óptico agradable que no causa incomodidad tras largos períodos de disfrute. Entre ellos destacan los azules, especialmente los oscuros y dejando las versiones más ligeras para los techos. Los verdes no se quedan atrás siempre y cuando no sean muy vibrantes. Y si bien admiten combinaciones muy variadas, los dorados y los complementos en negro encajan particularmente bien. Por su parte  el gris grafito se postula como una elección acertada para los ambientes luminosos, con detalles clásicos y encimeras blancas, de madera o mármoles. Y, por último, aunque no sea un color lo posee naturalmente…La madera (bien elegida)  no deja de ser otra apuesta segura y de gran versatilidad que luce perfectamente con encimeras claras, oscuras o mármoles y espacios que buscan un toque cálido y acogedor.

En cualquier caso es importante actuar siempre con paciencia para poder dar con el color que encaje  con los propios gustos y con las características estructurales de cada lugar. Sin olvidar que esta elección cromática determinará otras como la intensidad lumínica o la integración visual de los electrodomésticos y mobiliario.

Fuente: rderoom.

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