Una bóveda catalana es un tipo de construcción de origen romano, muy típica en Cataluña, que cubre el espacio mediante un arco de ladrillos por la parte plana en lugar de hacerlo por las zonas más gruesas. Su gran ventaja reside precisamente en que se puede construir rápidamente y sin cimbra (estructura que da sustento a la bóveda) cuando el recinto es suficientemente pequeño y los albañiles hábiles.
Fue una técnica dominada por los romanos y que fue evolucionando a lo largo del tiempo. Si bien gracias a ella se lograron resultados espectaculares con diseños de Antonio Gaudí, entre otros artistas, finalmente fue sustituida por métodos más modernos en los que se recurría al hormigón o al acero. No obstante, en la actualidad está experimentando un nuevo auge debido a su eficiencia estructural, que permite prescindir de la cimbra y emplear materiales de origen natural y la gran flexibilidad geométrica que ofrece.
Desde el punto de vista térmico, estas bóvedas crean una cámara de aire que, por lo general, carece de material aislante. Es decir que las condiciones de temperatura de la estancia donde se encuentran pueden ser claramente mejoradas. Una de las soluciones, de hecho, es la inyección de aislamiento a granel a base de celulosa, lana de roca, lana mineral, fibra de madera o perlas de poliestireno con grafito, y distribuirlo homogéneamente por toda la cámara para evitar las fugas energéticas. Así se logra crear todo un sistema aislante sin puentes térmicos y altamente eficaz.
De esta forma construcciones inspiradas en técnicas del pasado encuentran en el presente soluciones para lograr un adecuado acondicionamiento térmico. Pero no se trata únicamente de mejorar el bienestar del espacio sino también de aumentar el aprovechamiento de energía que reclama a gritos el medioambiente.
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Fuente: ecogreenhome
