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MÁS EFICIENCIA.

Los edificios contemporáneos son mucho más que meros ladrillos y hormigón. De hecho, los diseñadores y constructores en la actualidad pueden escoger entre una enorme gama de materiales energéticamente eficientes para crear edificios que combinan confort interior con menores costes energéticos y una reducción del impacto medioambiental.

Así cuando se renuevan antiguos hogares o se planifica un nuevo proyecto de edificación, la combinación correcta de diseño y aislamiento puede acabar marcando la diferencia en el rendimiento del nuevo edificio. Entre otras consideraciones que deben tener en cuenta los diseñadores y los constructores, es importante evitar los ‘puentes térmicos’, que pueden causar condensación, o evaluar el rendimiento térmico de los materiales como el valor lambda, también conocido como conductividad térmica, que expresa el buen nivel de aislamiento del material en condiciones perfectas. Es decir, cuanto menor sea el valor, más alto es el rendimiento.

Pero para que una construcción sea energéticamente eficiente no solo interesa un aislamiento con un valor de lambda bajo. La pregunta que debe responderse es si el aislamiento se adaptará fácilmente al edificio. O cómo se afrontará la existencia de brechas de aire pequeñas, ya que el aislamiento de formas irregulares como un antiguo techo o pared puede  tener un impacto drástico en el rendimiento energético. Por este motivo, y dado que deben pasar entre 30 y 50 años antes de que un edificio deba actualizarse o rehabilitarse, el comportamiento del material sobre un largo período de tiempo es un factor clave en cualquier construcción.

Existen materiales de aislamiento que incluyen gases que se disipan con el paso del tiempo, reduciendo el valor del aislamiento. Y si bien al inicio pueden mostrar un bajo valor de lambda, lo cierto es que  pueden encoger o desplazarse en respuesta a cambios en la temperatura y la humedad, reduciéndose así su eficiencia energética. En otros casos, la humedad puede acumularse afectando  también al rendimiento energético y facilitando potencialmente el crecimiento del moho o los hongos, cuando, en condiciones ideales, el aislamiento debería permitir que la humedad lo traspasara.

Una de las soluciones para la adecuada renovación y construcción de edificios sostenibles y eficientes energéticamente se encuentra en el aislamiento de lana de roca incombustible de ROCKWOOL. Sus ventajas son innegables: se adapta fácilmente a construcciones viejas y nuevas, mantiene su posición a lo largo de la vida útil del edificio, conserva la forma y el rendimiento térmico a lo largo de los años, permite que el vapor lo traspase sin acumular humedad , está hecho de roca inorgánica natural y proporciona durabilidad y protección contra incendios (y ruidos). Una alternativa que bien vale la pena considerar para reducir el impacto medioambiental e incrementar el ahorro.

Fuente: Rockwool:
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