Que las ciudades están experimentando un crecimiento continuo es un hecho pero también lo es que el suelo es finito. De ahí que la solución parece encontrarse en el desarrollo vertical, es decir, hacia arriba. Un remedio que implica la demolición de antiguos edificios y la construcción de otros nuevos y adaptados a esta nueva necesidad.
Entre las principales tendencias dentro de esta línea destaca la iniciativa que dota a las azoteas de mayor protagonismo y las hace habitables. Son espacios, generalmente poco atendidos, que, sin embargo, ofrecen un potencial increíble. Los tejados comienzan a convertirse en viviendas (como el LoftCube de Nueva York, ecológica y transportable) y en zonas de ocio y relax como el Rooftop Cinema Club que convierte las azoteas en cines de barrio, una corriente a la que ya han sucumbido ciudades como Los Ángeles, San Diego, Houston o Londres.
En estas originales salas al aire libre con vistas panorámicas se disfruta de grandes clásicos del celuloide en una cómoda tumbona y con unos auriculares de última generación. Y lo mejor es que no han sido concebidos como algo temporal, sino que tienen una vocación de permanencia: tras varios años se han integrado en la vida cotidiana de la ciudad y en el tejido del vecindario local.
En España, también existe un proyecto que busca redefinir el uso de las azoteas como espacios de activación cultural. Este proyecto sin ánimo de lucro comenzó en 2012 en Sevilla con el objetivo de promover microactividades en cubiertas particulares de diferentes ciudades. Y es que estos espacios no dejan de ser, de alguna manera públicos, y, hasta la fecha, han sido realmente infrautilizados.
Y ya sea como viviendas, jardines o cines, lo cierto es que ha llegado el momento de que recuperen esa función social perdida con el paso del tiempo. Algo que permitirá no solo paliar los efectos del fuerte crecimiento demográfico y la falta de terreno horizontal, sino ampliar la oferta cultural y de ocio de las ciudades.
Fuente: Idealista.
