El otoño trae consigo la renovación del entorno pero también de otras muchas áreas. La vida, de hecho, parece tomar nuevos ritmos adecuándose al desprendimiento de viejos esquemas para ir adoptando otros más adecuados. Y, en este contexto, la estética también parece sufrir sus propios cambios. Así, las tendencias de la cerámica se cargan de un espíritu transformador que abre paso a colores más suaves y delicados.
Este otoño, las baldosas, que siguen manteniendo un fuerte protagonismo en los proyectos de arquitectura y decoración, encuentran inspiración en la naturaleza y tratan de proyectarla en los espacios cerrados. Muchas de ellas propuestas arriesgadas que se extienden por suelos y paredes en un claro intento de emular esa metamorfosis que tiene lugar en el exterior para plasmarla en el interior.
Productos que van desde los azulejos hexagonales de pequeño formato que ofrecen multitud de alternativas estética a mosaicos que se adaptan tanto a estilos contemporáneos como vintage o rústicos así como a todo tipo de estancias y múltiples acabados y colores. Pero también el estilo industrial demuestra su fuerza mediante la combinación de materiales y muebles para brindar un toque urbano y actualizado a cualquier ambiente.
Por su parte, los tonos azulados, junto a blancos y gama cromática más fría, logran aportar frescura, viveza y una amplitud innegable que realza el valor dimensional de las estancias más pequeñas. Y, por supuesto, el efecto desgastado, magnifica la luminosidad, crea sensaciones visuales de holgura y, sobre todo, representa fielmente la nostalgia otoñal sin renunciar al impacto decorativo y la originalidad.
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Fuente: Decocer
